El
albor del ocaso
Me
pregunto porque mi mamá le aguanto tantas humillaciones y malos tratos a mi
padre; y también pienso en los motivos, por los que mi padre decidió destrozar
la vida de tantas personas.
Las
cicatrices que dejaron en mí la relación de mis padres, me hizo reflexionar en
muchas cosas: si existe el amor verdadero, si algún día llegare a encontrar una
mujer que llene todo mi mundo y de llegarme a casar ¿mi matrimonio será como el
de mis padres? Los fantasmas de mi pasado aun están presentes en mi cabeza y
eso me preocupa.
En
mis relaciones siempre procuro dar lo mejor de mí y espero ser correspondido de
la misma manera. Me gusta tratar bien a las mujeres, ser detallista, decirles
cosas tiernas, entregarles todo mi corazón, aunque esto en ocasiones no es
suficiente.
He
descubierto, por desgracia, que a las mujeres ya no les gustan los detalles, lo
romántico y la forma en cómo las cortejaban antes. Ahora solo les interesa el
sexo y las cosas materiales.
Mis
experiencias vividas son testigo fiel de lo que digo. En mi caminar por la vida
he visto a mujeres muy guapas, hermosas, inteligentes, pero por desgracias
siempre están acompañadas de hombres que no las merecen (y no me refiero a lo
físico). Las veo y parece como si la inteligencia que tienen no les sirviera
para nada: pues las maltratan, las humillan y no les dan el lugar que se
merecen. Es como si la relación de mis padres se repitiera una y otra vez en mí
andar.
Cuando
se encuentran a tipos como yo, escasos por cierto, es como si les proyectaras
una película de terror, les da pánico, y no saben qué hacer. Parece como si les
agradaran más los malos tratos del resto de los hombres que los buenos momentos
que les podemos ofrecer. Cuando pones frente a ellas la oportunidad de cambio,
corren como despavoridas, porque están tan acostumbradas a lo común, y cuando
algo distinto aparece las turba.
Lo
que digo probablemente suene a reproches por parte de un hombre dolido y
despechado, quizás si o tal vez no.
No
pretendo hacer un debate acerca de este tema pero la realidad es que en el
mundo hay mujeres y hombres que en ocasiones no merecen el cariño de nadie.
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