Al
internarme más en su vida privada descubrí que ella era madre soltera. Me
sentía engañado, furioso, confundido. No sabía cómo tomar esta noticia. Le
pregunte “¿cómo era esto posible?” y ella respondió, que fue un acontecimiento
involuntario pues no lo había planeado.
El
hecho de que no haya sido plenamente sincera conmigo, ocasionó una ruptura
momentánea en nuestra relación, ya que la situación era nueva para mí. El que
no tuviera la confianza de no decírmelo me provocó una profunda tristeza y
decepción. Me costó mucho trabajo entender esta nueva realidad, pero a diario
me preguntaba si mi postura ante este tema era el correcto y si la pobre
criatura tenía la culpa del acontecimiento. Lo más difícil fue aceptar que el
padre de la niña la frecuentara. Me causaba malestar, celos, rabia, ya que
consideraba las visitas como un pretexto para ver a Ana. Pasamos largos y
fatigantes meses de discusiones; pero por fin aclaramos todo y empezamos a
sobre llevar las cosas.
El
10 de marzo de 2009 le pedí matrimonio y fue una escena sumamente conmovedora.
Recuerdo perfecto ese día. Eran como las 9 de la noche, ella se encontraba con
su familia. Le lleve mariachis y un arreglo floral enorme. Salió a darme las
gracias y en ese momento puse mi rodilla en el suelo, le puse el anillo en la
mano izquierda y le solté la bomba, respondió con un sí. Fue el momento más
feliz en toda mi vida. Nuestra boda fue el 26 de diciembre del mismo año. Fue
una boda linda y muy sencilla, pero eso si estaban con nosotros las personas
que más nos apreciaba.
Todo
marchaba perfecto, mi matrimonio con Ana estaba lleno de dicha pero un día de
camino al trabajo, comencé a sentir un dolor intenso en la cabeza y me alarme
mucho, así que decidí ir con el médico a que me revisara. Al llegar con él,
pensé que era un simple malestar y solo me mandaría analgésicos. Pero el doctor
me realizó estudios para descartar cualquier anomalía.
Los
resultados me los dieron el lunes 5 de marzo de 2012. Me diagnosticaron cáncer
terminal. Pensé que todo marchaba perfecto y que tendría un futuro prometedor
pero ahora me encuentro ante esta fatal y triste realidad. Lo peor es que no se
cómo decírselo a mi amada.
Pienso
que lo mejor es abandonarla y pasar mis últimos días solo. Los días que me
restan imploro a dios que me lleve pronto y que mis familiares no sufran al
enterarse de esta terrible noticia.