sábado, 27 de octubre de 2012

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntamelo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco



Después de la segregación
Después de la separación, mi mamá tuvo que pensar a donde podríamos vivir y la única persona que nos ofreció ayuda fue mi tía María (hermana de mi mamá). En aquellos años mi tía vivía con mi tío (hermano de mi mamá) y mis abuelos maternos. Mi madre agradeció la ayuda y acepto la colaboración de mis familiares.
Mi mamá tardo muchos años en reponerse de las tremendas heridas que le dejo la relación tan longeva que tuvo con mi padre; soportó golpes, humillaciones, el maltrato a sus hijos.
Mi madre pasó muchos años de su vida sin trabajar, ahora se encontraba ante una situación nueva para ella: tenía que conseguir trabajo, dar educación a sus hijos, pagar la manutención de una casa y ser padre y madre.
El máximo grado de estudios con el que ella contaba era la primaria terminada.
Aunque ella siempre decía que todo estaba bien. Su rostro reflejaba la incertidumbre y por su cabeza solo navegaba la idea de ¿Qué, hacer ante esta situación? No tenía experiencia en ningún campo laboral, y nosotros necesitábamos dinero para comer, para educación, para ropa, etcétera.
Tras largos días de búsqueda y desesperación, logro encontrar un buen trabajo, pero el dinero que recibía no le alcanzaba para mantener a 4 niños y decidió buscar otra fuente de ingresos. Determino dedicarse, por las noches, a ser bailarina en un table dance, cuando me entere de la actividad  a la que mi mamá se estaba dedicando (por darnos la mejor de las vidas) sentí, pena, rabia, rencor, contra ella y decidí enfrentarla.
Al verla le pregunte el porqué de esta osadía y con lagrimas me respondió que en ocasiones una madre hace cualquier cosa por la felicidad y comodidad de sus hijo. Ella me juro no haber estado con ningún hombre y  que jamás se prestaría para ninguna otra cosa.
Le creí pues en su rostro no logre percibir la mentira. Mas dentro de mí comenzó a crecer un cólera, ya que mi madre no tendría motivos para estar en esta situación. Pero mi padre no quiso cumplir con sus obligaciones y opto por la solución fácil que es no conceder el soporte monetario para nosotros.
Desde entonces no veo a mi padre pues considero que fue un poco hombre al hacerle eso a mi mamá, ya que no le basto con destruirle la vida por 20 años.
 A mi madre la considero como una gran mujer, pues tuvo que pasar por muchos malos ratos para hacer de mí y mis hermanos lo que hoy en día somos.


domingo, 21 de octubre de 2012

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntamelo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco



¿Ejemplo a seguir?
Cuando niño veía como a un héroe a mi padre. Todas las actividades en las que él participaba me parecían muy agradables. Incluso llegue a desear ser como él cuando alcanzara la mayoría de edad, pero con al paso de los años me percate de los múltiples defectos que poseía mi padre.
Desde mi infancia mi padre me dijo que los hombres no deben llorar y que tienen prohibido demostrar sus afectos. En esta época no tomaba en cuenta las palabras que me decían. Pues mi mayor preocupación era jugar, comer y dormir. Mientras crecía las palabras y consejos que mi padre decía de pronto comenzaron a tener otro significado. Ahora causaban conflictos y preocupaciones en mi cabeza cosas que anteriormente no tenían sentido ni mucho menos importancia.
Mi padre es un macho conservador que ve a la mujer como una maquina con tareas establecidas: atender a los hijos, mantener su casa limpia y en orden, hacer la comida y desvivirse por atenderlo como a un rey.
Él consideraba que con proveer de capital al hogar cumplía con las obligaciones que la sociedad establece: gastos médicos, alimenticios, educativos, y de vestimenta. Yo no estoy de acuerdo con esto pero no podía modificar nada.
Nunca tuvo un detalle romántico con mi mamá ni nos mostro cariño. Nuestros días más felices eran cuando él estaba bajo los efectos del alcohol. A pesar de lo increíble que parezca es cierto, ya que nos llenaba de afecto y nos compraba lo que se nos antojara.
Mi decepción iba en aumento con el paso de los años, ya que él no quería cambiar su actitud. La situación comenzó a empeorar por que no solo seguía con su postura poco agradable; ahora le agrego su mal carácter y sus malos tratos. Esto ocasiono que la relación entre mis padres se fuera deteriorando día con día.
“Por desgracia”; mejor dicho para fortuna nuestra mi mamá se dio cuenta a tiempo del daño que nos causaban sus interminables discusiones y decidió ponerle punto final a su relación. Fue una decisión difícil, aunque creo fielmente que es la mejor decisión que pudo tomar.
Estuve muy orgulloso de mi padre y lo idolatraba pero con su manera de actuar fue decepcionándome.
Todo lo que pase me ha servido de experiencia para mí vida y por lo menos voy a procurar no ser como mi padre.
Esta historia ha ocurrido en muchas familias de México pero creo que muy pocos nos atrevemos a contarla sin el temor al que dirán.

sábado, 13 de octubre de 2012

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntamelo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana Azcapotzalco



¿Qué significa ser hombre?
Los hombres son los que han dominado el mundo.
La mayoría de las historias, mitos y leyendas que hablan de las grandes hazañas, las grandes guerras y los grandes acontecimientos del mundo. Todo gira alrededor de los hombres. Muchos piensan que es el ser pensante, fuerte, inteligente, audaz y aquel que jamás debe mostrar algún tipo de debilidad ni sentimentalismos.
Parece como si los hombres en lo único que sobresalen; es en provocar daño a todo lo que les rodea. Están marcados por algo que se llama violencia y destrucción y me resulta increíble que la paz les asuste; es como si no supieran o no conocieran lo que representa estar en la tranquilidad total y no pudieran admirar lo bello que la vida les ofrece.
Es como si les pusieran una etiqueta que diga “como naciste hombre estas destinado a la grandeza pero el creer demasiado en este atributo puede llevarte a la destrucción total”. Y aunque tu compañera (mujer) de toda la vida pretenda cambiar tu destino ni ella ni nadie lograra quitarte esta marca fatídica que cargas desde tu nacimiento.
Lo más triste de esto es que a los hombres solo les interesa lo exterior de las cosas y no logran o no quieren ver lo interior de todo; que es lo más valioso y hermoso de la vida.
Su incapacidad de no poder diferencias estas dos simples palabras es lo que lo ha llevado a cometer los errores más graves de su vida y que solo en su agonía logra ver el tremendo error de no disfrutar la vida a plenitud. Así es el hecho de no saber la abismal diferencia entre lo interior y lo exterior de algo es lo que a un hombre le ocasiona su propia destrucción.
En la sociedad mexicana muchas generaciones pasadas crecieron bajo el dominio del machismo. Con la creencia de que la mujer y el hombre tienen su rol establecido en la sociedad.
Esta creencia sigue viva a un en estos tiempos. Me apena confesarlo pero la mayor parte de mi vida está marcada por estos tabúes.
He crecido con la idea, equivocada quizá, de que el hombre siempre tiene que ser la cabeza de una familia, el pilar y el inquebrantable ante cualquier adversidad. Que la responsabilidad recae sobre él. Que debe sacar adelante una familia, que tiene que ser responsable de sus actos y jamás acobardarse ante nada.