domingo, 21 de octubre de 2012

Este blog forma parte del proyecto narrativo Cuéntamelo Todo, bajo la dirección del maestro Sandro Cohen dentro de la materia de Redacción Universitaria del Departamento de Humanidades, División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana-Azcapotzalco



¿Ejemplo a seguir?
Cuando niño veía como a un héroe a mi padre. Todas las actividades en las que él participaba me parecían muy agradables. Incluso llegue a desear ser como él cuando alcanzara la mayoría de edad, pero con al paso de los años me percate de los múltiples defectos que poseía mi padre.
Desde mi infancia mi padre me dijo que los hombres no deben llorar y que tienen prohibido demostrar sus afectos. En esta época no tomaba en cuenta las palabras que me decían. Pues mi mayor preocupación era jugar, comer y dormir. Mientras crecía las palabras y consejos que mi padre decía de pronto comenzaron a tener otro significado. Ahora causaban conflictos y preocupaciones en mi cabeza cosas que anteriormente no tenían sentido ni mucho menos importancia.
Mi padre es un macho conservador que ve a la mujer como una maquina con tareas establecidas: atender a los hijos, mantener su casa limpia y en orden, hacer la comida y desvivirse por atenderlo como a un rey.
Él consideraba que con proveer de capital al hogar cumplía con las obligaciones que la sociedad establece: gastos médicos, alimenticios, educativos, y de vestimenta. Yo no estoy de acuerdo con esto pero no podía modificar nada.
Nunca tuvo un detalle romántico con mi mamá ni nos mostro cariño. Nuestros días más felices eran cuando él estaba bajo los efectos del alcohol. A pesar de lo increíble que parezca es cierto, ya que nos llenaba de afecto y nos compraba lo que se nos antojara.
Mi decepción iba en aumento con el paso de los años, ya que él no quería cambiar su actitud. La situación comenzó a empeorar por que no solo seguía con su postura poco agradable; ahora le agrego su mal carácter y sus malos tratos. Esto ocasiono que la relación entre mis padres se fuera deteriorando día con día.
“Por desgracia”; mejor dicho para fortuna nuestra mi mamá se dio cuenta a tiempo del daño que nos causaban sus interminables discusiones y decidió ponerle punto final a su relación. Fue una decisión difícil, aunque creo fielmente que es la mejor decisión que pudo tomar.
Estuve muy orgulloso de mi padre y lo idolatraba pero con su manera de actuar fue decepcionándome.
Todo lo que pase me ha servido de experiencia para mí vida y por lo menos voy a procurar no ser como mi padre.
Esta historia ha ocurrido en muchas familias de México pero creo que muy pocos nos atrevemos a contarla sin el temor al que dirán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario